El Pobal expone los barcos grabados en la iglesia de San Julián de Muskiz

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Panel de la exposición

El museo acoge una muestra monográfica y presenta un catálogo con los resultados de la investigación de este hallazgo descubierto en 2021 en la puerta Sur de este templo religioso

El Pobal expone los barcos grabados en la iglesia de San Julián de Muskiz

Hace más de 200 años algunas personas grabaron en la puerta Sur de la iglesia de San Julián de Muskiz una serie de barcos, nombres y símbolos, de las que se han identificado 24, dejando así testimonio de sus creencias y costumbres. Este conjunto iconográfico tan singular había desafiado el paso del tiempo sin llamar la atención hasta que en 2021 fue descubierto por Carlos Glaria.

Conscientes del valor del hallazgo y de su estrecha relación con la cultura del hierro, desde la Ferrería El Pobal se asumió la recuperación de este patrimonio y su difusión. Para ello el Museo ha trabajado durante meses en la exposición monográfica que se ha inaugurado y en una investigación cuyos resultados se recogen en el catálogo presentado. Del mismo modo, se ha procedido a la restauración de la propia puerta y sus grafitos, lo que asegura la conservación para los años futuros.

“Son grabados sencillos, en apariencia ingenuos, que proporcionan una información fundamental para comprender mejor la relación de nuestros antepasados con el mar. Son imágenes también muy evocadoras, que nos hablan de la dedicación marinera y comercial de este enclave y de la relevancia social que alcanzó en los siglos XVIII y XIX, su época dorada”, explica Marta Zabala, directora de la Ferrería de El Pobal

Los grafitos de San Julián ofrecen un patrimonio marítimo único por su variedad, riqueza y significado. Es un conjunto inédito y además excepcional, ya que hoy por hoy no se conoce un caso similar en Bizkaia.

La puerta
La puerta en la que se han localizado los grafitos constituye la pieza central de la exposición, dos imponentes hojas en madera de roble de más de dos metros de altura, que lucen todavía sus viejos clavos y herrajes. Este trabajo de restauración ha permitido descubrir grabados que a simple vista no eran perceptibles, interpretar mejor los que se identificaron en un primer momento y, además, prolongar la vida de este pequeño tesoro artístico.

La iglesia de San Julián se levantó en su día sobre una privilegiada atalaya que dominaba el estuario del Barbadun. A sus pies se localizaba el puerto de Lavalle, el lugar más protegido e idóneo para fondear o amarrar los barcos. Durante siglos, por este puerto salió buena parte del mineral de hierro de los Montes de Triano, en barcos que lo transportaban a los principales puertos del Cantábrico. Desde tiempos inmemoriales, los marinos han buscado la protección de la divinidad en sus travesías y en este contexto es donde se enmarcan los barcos de la puerta de San Julián. Bien como exvotos propiciatorios ante una nueva travesía, buscando la protección divina, o como acto gratulatorio después de conseguir de manera el éxito marítimo.

Por otro lado, el estudio de los grafitos de San Julián ha sacado a la luz otro descubrimiento de especial significado para Muskiz: el escudo histórico del municipio, pintado en 1646 en el interior de esta iglesia.